Últimamente escucho mucho a Jeff Buckley, y pienso en él y en el momento en que se le ocurrió que bañarse en el Mississippi era una buena idea. ¿Le daría tiempo de pensar en algo mientras se ahogaba? Yo estuve a punto de ahogarme una vez, y aunque no recuerdo mucho, sé que pasó un buen rato -vale, no pudo ser tanto, pero a mí me parecieron horas – hasta que pensé «Mierda, me estoy ahogando». Mi madre estaba conmigo. No sabe nadar, y me acuerdo que yo sólo pensaba en decirle que nadara en paralelo a la costa, pero no sé si llegué a decírselo o no. Al final todo acabó bien, y no lo habría recordado si no fuera porque cada vez que suena «Lilac Wine» pienso en el ahogamiento.
___
No creo que vuelva a subir las entradas antiguas al blog. Con dos años de por medio, me parecen bastante patéticas. Mi idea del blog ahora tiene poco que ver con cómo estaban las cosas entonces, y la verdad, es un alivio. Haber estado más de un año con actividad cerebral nula ayuda a renovar la perspectiva, y aunque no me voy a poner a disertar sobre metalenguaje, de dónde soy o de dónde vengo, blabla whatever y a mí qué tu vida, esta vez no tengo ninguna pretensión ni objetivo concreto.
Argh, y eso que no me iba a poner reflexiva.
En fin.
Comentarios recientes